MARIO: ¿En qué te basas para decir eso?
JIMENA: ¿Quién era la mala en Blancanieves?
MARIO: La madrasta
JIMENA: Y aquí y en la Cenicienta, y en la Bella Durmiente
MARIO: Jimena, la Bella Durmiente no es de los hermanos Grimm, tú les tienes ojeriza. Y aquí la mala no es la madrastra, es la bruja.
JIMENA: Da igual, la bruja, la madrastra, las malas son siempre mujeres. ¿Ése es el mensaje que le queremos dar a los niños?
MARIO: Bueno, pues no sé, contamos otro cuento. Qué te digo yo, Ricitos de oro. No, ése tampoco, porque al fin y al cabo es una rubia que ocupa la casa de unos osos para beberse su sopa y acostarse en su cama, o sea que tampoco salís muy bien paradas.
Mira, Jimena, yo sé que esto puede sonar un poco ridículo, y más con esto en la mano (una marioneta), pero no lo es, no. Porque sí, vale, a lo mejor son cuentos machistas, si no te digo que no, pero acaban bien y eso hace que te olvides de los problemas. Carlitos y Lucía lo han pasado fatal y necesitan los cuentos y no sólo ellos. Yo creo que Culebra, Sandra, Lucas, todos, e incluso nosotros también necesitamos los cuentos, porque no hay nada malo en pensar que al final el príncipe besa a la princesa y todos son felices, ¿no?
Los protegidos (Capítulo 5)
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